jueves, 25 de febrero de 2010

Joaquín

- Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks, en vez de fingir, o estrellarme una copa de celos, le dio por reír. De pronto me vi, como un perro de nadie, ladrando, a las puertas del cielo. Me dejó un neceser con agravios, la miel en los labios y escarcha en el pelo.
(La mina una genia, sinceramente. Que mejor, se dio cuenta: Esto no funciona, se fue a la mierda y se cago de risa)

- Tenían razón mis amantes en eso de que, antes, el malo era yo, con una excepción: esta vez,yo quería quererla querer y ella no. Así que se fue, me dejó el corazón en los huesos y yo de rodillas. Desde el taxi, y, haciendo un exceso, me tiró dos besos... uno por mejilla.
(A su vez, el enamoradisimo esperaba que ella luche por esto, y ella hizo lo contrario se fue. Y se lo merecía, anda a saber a cuantas minas forreo. Toma ahora te forreo ella.)

- Y regresé a la maldición del cajón sin su ropa, a la perdición de los bares de copas, a las cenicientas de saldo y esquina, y, por esas ventas del fino Laína, pagando las cuentas de gente sin alma que pierde la calma con la cocaína, volviéndome loco, derrochando la bolsa y la vida la fui, poco a poco, dando por perdida.
(Esto ojala que le sirva para que en un futuro no joda tanto. Ahora que se banque esa mierda)

- Y eso que yo,para no agobiar con flores a María, para no asediarla con mi antología de sábanas frías y alcobas vacías, para no comprarla con bisutería, ni ser el fantoche que va, en romería, con la cofradía del Santo Reproche, tanto la quería, que, tardé, en aprender a olvidarla, diecinueve días y quinientas noches.
(Podríamos decir que fue un tierno)

- Dijo hola y adiós, y, el portazo, sonó como un signo de interrogación, sospecho que, así, se vengaba, a través del olvido, Cupido de mí. No pido perdón, ¿para qué? si me va a perdonar porque ya no le importa...siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta.
(Lo vuelvo a afirmar, una capa la mina)

- Me abandonó, como se abandonan los zapatos viejos, destrozó el cristal de mis gafas de lejos, sacó del espejo su vivo retrato, y, fui, tan torero, por los callejones del juego y el vino, que, ayer, el portero, me echó del casino de Torrelodones. Qué pena tan grande, negaría el Santo Sacramento, en el mismo momento que ella me lo mande.
(Como actúa ante la desesperación el hombre, esto es porque alguna cagada se mandó)


Ay Sabina a veces pienso que es el representante anti-romántico del siglo. Que genio, solo el refleja en sus canciones estas historias tan contrariadas. Quería compartirlo porque me encanta.

1 comentario:

  1. Me encanta esa canción, va, me encanta Sabina en general y concuerdo con tu opinión del representante anti-romántico del siglo.
    Me encanto como interpretaste la historia, honestamente nunca la miré del lado de ella porque me identifiqué en el dolo de Joaquín, me fascinó.

    Me encanta tu blog, lo leo siempre

    saludos

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